Dado el receso vacacional y que se acercan varias fechas importantes en nuestro calendario, estamos en plenos preparativos de 2 actividades:
1) El Acto de la Juventud por el Atentado a la Embajada de Israel
Luego del primer acto ideado y organizado como grupo, sabemos que es necesario repetirlo y ampliar sus objetivos. Así como el año pasado quisimos nacionalizar el Acto y que no sólo sea un tema judío, este año deseamos que el Acto no sólo se desarrolle en Buenos Aires, sino también en otras ciudades del Interior.
Además, el hilo conductor del Acto será la Coexistencia.
2) 24 de Marzo: Una charla en el marco del aniversario por el Golpe militar del `76.
Nuestro objetivo fundacional era la Universidad. De allí nos constituimos y hacia allí vamos. Por eso, volvemos a estar en nuestro lugar de origen, para organizar una charla de actualidad sobre la condena a quienes cometieron delitos de lesa humanidad en la última dictadura militar.
Pronto estaremos informando sobre más novedades al respecto. Por lo pronto, quienes deseen sumarse a la organización de cualquiera de las dos, pueden escribirnos a omirada@gmail.com
Muchas GraciaS.
Grupo Otra Mirada

¿Qué es el Grupo Otra Mirada?
jueves, 24 de enero de 2008
jueves, 10 de enero de 2008
El futuro de la comunidad judía
Por Darío Sztajnszrajber
El conflicto de cierta ortodoxia con otras manifestaciones de lo judío en la Argentina, no es algo anecdótico y singular, sino la sustanciación de una hiancia cada vez más abierta, y aunque polémica, por eso mismo iluminadora del futuro de nuestra comunidad. El 2007 no nos encontró “ni unidos ni dominados”, sino por el contrario, debatiendo la legitimidad tanto del entierro de nuestros muertos, como del dinero destinado a la ayuda de los más necesitados. Ni unidos ni dominados: en conflicto.
Ambos casos exponen desde su presente particularidad la tradicional polémica sobre la identidad judía. En el primer caso de modo directo: hay una única y legal esencia judía que se puede enterrar cuando muere; y en el caso “Ieladeinu” a través de una contraposición de valores: es más importante el resguardo de aquella esencia, al desarrollo de un judaísmo pleno de valores éticos como la solidaridad o la justicia social. Al priorizar, Jabad Lubavitch, la pureza de su concepción de judaísmo frente a las necesidades de los más desventajados, define de este modo su propia escala de valores. Es cierto que ningún niño se quedó sin ayuda por haberse rechazado la donación, argumentarían; con lo cual más que nunca debe quedar en claro que la acción de este rechazo es decididamente una apuesta política. Como se dice en la calle: marcan su territorio. Y lo marcan con una alambrada un poco hipócrita, ya que, como bien analiza el escrito de los rabinos de la Fundación Judaica, el texto de Grunblatt compara la aceptación de la donación del matrimonio mixto con una liga de prevención de enfermedades cardiovasculares que reciba dinero de fumadores. Dice Grunblatt de “Ieladeinu”: “puede aceptar la donación de fumadores, pero no puede aparecer como beneficiaria (o patrocinadora) de un evento organizado por una empresa tabacalera”. Si los novios “mixtos” hubiesen donado el dinero, pero sin haber puesto el nombre de “Ieladeinu” en la tarjeta de casamiento, no hubiese habido problema. De nuevo, el problema no solo no es ideológico y hasta no es económico: es político. Se nos está presentando la garantía de calidad del “buen” judío, y lo peor, el certificado viene con la firma de quiénes son los garantes. Muchos rabinos ortodoxos no aceptan sentarse a dialogar con rabinos no ortodoxos. Aceptan sentarse con laicos, con cristianos, con cualquiera que no sea rabino no ortodoxo. El mensaje preanuncia la intención de un quiebre: no hay retorno posible si no se aceptan las reglas de la pureza. Y en términos cualitativos, la apuesta no es cuantitativa: prefieren perder cantidad de judíos impuros, para resguardar la calidad de los elegidos.
De este modo, se van perfilando cada vez más dos grandes polos aglutinadores de los modos de vivenciar lo judío. Por un lado, aquellos a los que se los denomina con el nombre genérico de ortodoxia, y por el otro, el gran conjunto de modalidades de lo judío –desde el conservadorismo religioso hasta el laicismo esteticista- que se percibe a si mismo desde la apertura y el pluralismo. La no ortodoxia no es un movimiento, sino un horizonte. O para decirlo en otros términos: un lenguaje común que no habla del mismo modo.
La posibilidad de un diálogo, la pasión de debates y polémicas, la empatía en una misma sensibilidad, y hasta las diferencias profundas que aparecen por ejemplo en algunos casos emblemáticos: la discusión sobre el lugar de la halajá en la determinación de la vida judía, la relación de la diáspora con Israel y el posicionamiento frente al tema palestino, o estos mismos análisis que se están realizando sobre los matrimonios mixtos. Pero un lenguaje común que prefiere ahondar las diferencias como momentos formativos, que acepta la voz del otro como la posibilidad de transformar su propia voz. Un lenguaje común que no habla del mismo modo porque opta por la incertidumbre y la impureza de su identidad, entendiendo que no hay recetas fijas, sino preguntas abiertas. La pureza no da lugar a las preguntas, por el contrario, define un recetario de cómo preservarse inmune. Si un polo aglutina a los guardianes de la pureza, el otro polo surge por efecto necesario. La inmunidad solo es posible porque hay infección. No hacen falta reuniones ni asambleas, ni determinación de un manifiesto en común: para los puros, todos los otros, constituyen lo mismo: son su negación, su necesaria negación que los define a si mismos como afirmación positiva.
Explotar la hiancia es asumir el conflicto, es dotar de posibilidades creativas a la ruptura. Hay un quiebre y tal vez no se trate más de emparchar aquello que por su inercia emerge todo el tiempo quebrando. Uno de los polos no se ve a si mismo como “polo” y así el autoritario opta por una decisión ética (o no ética): figurar en la tarjeta de casamiento de una pareja mixta es como inocularse la enfermedad contra la que se combate. O se es sano o se es enfermo, la ética se vuelve biopolítica, y el otro un no-otro.
Sin embargo los judíos somos tribales, somos un horizonte de tribus fragmentadas que vivencia cada una lo judío a su manera. El problema es cuando alguna de ellas pretende constituirse como el paradigma mismo del pueblo judío. En todo caso nuestro carácter de pueblo tiene más que ver con la babélica diferencia entre las tribus que con la apropiación monopólica de lo judío de una de ellas. Nietzsche decía que cuando uno de los dioses se creyó el único, el resto se murió de risa. Tal vez el futuro de nuestra comunidad esté en la profundización de esta carcajada, y de esta muerte.
El conflicto de cierta ortodoxia con otras manifestaciones de lo judío en la Argentina, no es algo anecdótico y singular, sino la sustanciación de una hiancia cada vez más abierta, y aunque polémica, por eso mismo iluminadora del futuro de nuestra comunidad. El 2007 no nos encontró “ni unidos ni dominados”, sino por el contrario, debatiendo la legitimidad tanto del entierro de nuestros muertos, como del dinero destinado a la ayuda de los más necesitados. Ni unidos ni dominados: en conflicto.
Ambos casos exponen desde su presente particularidad la tradicional polémica sobre la identidad judía. En el primer caso de modo directo: hay una única y legal esencia judía que se puede enterrar cuando muere; y en el caso “Ieladeinu” a través de una contraposición de valores: es más importante el resguardo de aquella esencia, al desarrollo de un judaísmo pleno de valores éticos como la solidaridad o la justicia social. Al priorizar, Jabad Lubavitch, la pureza de su concepción de judaísmo frente a las necesidades de los más desventajados, define de este modo su propia escala de valores. Es cierto que ningún niño se quedó sin ayuda por haberse rechazado la donación, argumentarían; con lo cual más que nunca debe quedar en claro que la acción de este rechazo es decididamente una apuesta política. Como se dice en la calle: marcan su territorio. Y lo marcan con una alambrada un poco hipócrita, ya que, como bien analiza el escrito de los rabinos de la Fundación Judaica, el texto de Grunblatt compara la aceptación de la donación del matrimonio mixto con una liga de prevención de enfermedades cardiovasculares que reciba dinero de fumadores. Dice Grunblatt de “Ieladeinu”: “puede aceptar la donación de fumadores, pero no puede aparecer como beneficiaria (o patrocinadora) de un evento organizado por una empresa tabacalera”. Si los novios “mixtos” hubiesen donado el dinero, pero sin haber puesto el nombre de “Ieladeinu” en la tarjeta de casamiento, no hubiese habido problema. De nuevo, el problema no solo no es ideológico y hasta no es económico: es político. Se nos está presentando la garantía de calidad del “buen” judío, y lo peor, el certificado viene con la firma de quiénes son los garantes. Muchos rabinos ortodoxos no aceptan sentarse a dialogar con rabinos no ortodoxos. Aceptan sentarse con laicos, con cristianos, con cualquiera que no sea rabino no ortodoxo. El mensaje preanuncia la intención de un quiebre: no hay retorno posible si no se aceptan las reglas de la pureza. Y en términos cualitativos, la apuesta no es cuantitativa: prefieren perder cantidad de judíos impuros, para resguardar la calidad de los elegidos.
De este modo, se van perfilando cada vez más dos grandes polos aglutinadores de los modos de vivenciar lo judío. Por un lado, aquellos a los que se los denomina con el nombre genérico de ortodoxia, y por el otro, el gran conjunto de modalidades de lo judío –desde el conservadorismo religioso hasta el laicismo esteticista- que se percibe a si mismo desde la apertura y el pluralismo. La no ortodoxia no es un movimiento, sino un horizonte. O para decirlo en otros términos: un lenguaje común que no habla del mismo modo.
La posibilidad de un diálogo, la pasión de debates y polémicas, la empatía en una misma sensibilidad, y hasta las diferencias profundas que aparecen por ejemplo en algunos casos emblemáticos: la discusión sobre el lugar de la halajá en la determinación de la vida judía, la relación de la diáspora con Israel y el posicionamiento frente al tema palestino, o estos mismos análisis que se están realizando sobre los matrimonios mixtos. Pero un lenguaje común que prefiere ahondar las diferencias como momentos formativos, que acepta la voz del otro como la posibilidad de transformar su propia voz. Un lenguaje común que no habla del mismo modo porque opta por la incertidumbre y la impureza de su identidad, entendiendo que no hay recetas fijas, sino preguntas abiertas. La pureza no da lugar a las preguntas, por el contrario, define un recetario de cómo preservarse inmune. Si un polo aglutina a los guardianes de la pureza, el otro polo surge por efecto necesario. La inmunidad solo es posible porque hay infección. No hacen falta reuniones ni asambleas, ni determinación de un manifiesto en común: para los puros, todos los otros, constituyen lo mismo: son su negación, su necesaria negación que los define a si mismos como afirmación positiva.
Explotar la hiancia es asumir el conflicto, es dotar de posibilidades creativas a la ruptura. Hay un quiebre y tal vez no se trate más de emparchar aquello que por su inercia emerge todo el tiempo quebrando. Uno de los polos no se ve a si mismo como “polo” y así el autoritario opta por una decisión ética (o no ética): figurar en la tarjeta de casamiento de una pareja mixta es como inocularse la enfermedad contra la que se combate. O se es sano o se es enfermo, la ética se vuelve biopolítica, y el otro un no-otro.
Sin embargo los judíos somos tribales, somos un horizonte de tribus fragmentadas que vivencia cada una lo judío a su manera. El problema es cuando alguna de ellas pretende constituirse como el paradigma mismo del pueblo judío. En todo caso nuestro carácter de pueblo tiene más que ver con la babélica diferencia entre las tribus que con la apropiación monopólica de lo judío de una de ellas. Nietzsche decía que cuando uno de los dioses se creyó el único, el resto se murió de risa. Tal vez el futuro de nuestra comunidad esté en la profundización de esta carcajada, y de esta muerte.
viernes, 7 de diciembre de 2007
Discurso de la UEJA en el homenaje a desaparecidos judíos
Discurso leído por el presidente de la Unión Estudiantil Judeo Argentina (UEJA), Diego Gladstein, el domingo pasado a la mañana en el acto homenaje a los desaparecidos judíos.
El pueblo judío tiene una lamentable particularidad que siempre nos ha diferenciado: la idea de la congregación trágica, de una reunión en torno a un recuerdo traumático que nos aúna en tanto comunidad. La Shoá como experiencia universal, el atentado a la embajada de Israel y la AMIA como caso particular de nuestra experiencia argentina.
Este caso no es la excepción: hoy nos reunimos para recordar una de las noches más oscuras del pueblo argentino y en ella, a los hermanos judíos que fueron secuestrados y luego asesinados durante la última dictadura militar.
Resulta paradigmático que su presencia -expresada espiritualmente en nuestros corazones y recuerdos-, se tenga que materializar en un monumento, un hecho físico, palpable, observable. El hecho artístico como símbolo de la ausencia.
Y es que ellos son “desaparecidos”, el nefasto legado de una represión ilegal que no sólo quitó vidas, sino que también quitó identidades, secuestró hijos, aplastó sueños y hasta robó la muerte, la paz eterna.
Lo que recordamos hoy no es otra cosa que a los desaparecidos del cementerio de La Tablada, la parcela muda, el Kádish de duelo nunca expresado. Es el relato de una familia quebrada por el totalitarismo, del padre que todavía aguarda una despedida, y en el peor de los casos, del abuelo que sueña cada día con el reencuentro con un nieto apartado de sus raíces y su identidad.
Conocemos por el relato de los sobrevivientes que su experiencia fue particularmente tortuosa, si es posible hacer esa diferenciación. El calvario máximo de un detenido se veía acrecentado cada vez que el captor daba cuenta del carácter judío de la victima. A quienes recordamos en esta jornada les tocó vivir en carne propia el antisemitismo latente de las fuerzas armadas golpistas, la saña exacerbada de un ser sin ataduras morales, del odio desenfrenado. La experiencia de la Shoá, en campos de detención ilegal sobre la avenida del Libertador.
Que su historia nos obligue una reflexión no solo de la persecución histórica que ha sufrido nuestro pueblo, sino también del componente emancipatorio y libertario que los llevó a estar en las antípodas del régimen, de los ideales que los inspiraron.
Ellos, la gran generación ausente de la comunidad judeo-argentina, fueron también la expresión de un ciudadano involucrado con el permanente bienestar del pueblo en su conjunto, una idea de libertad plural y sin distinciones religiosas, de clase u origen social.
Hoy sentimos un paradójico regocijo cuando se rescata su memoria, y pedimos que su historia nos recuerde la importancia de la lucha por los derechos humanos y el cumplimiento de las garantías constitucionales para todos los ciudadanos del mundo.
Que este monumento sea el símbolo de nuestra férrea oposición a todo régimen totalitario, a la represión estatal, a la violencia física en contra de cualquier minoría. Y que sea también una condena permanente al negacionismo de matanzas indiscriminadas, al encubrimiento y la indiferencia ante el sufrimiento humano, aquí y en cualquier lugar del planeta.
Resulta imprescindible nuestro compromiso no sólo con el juicio y el castigo a quienes perpetraron esta persecución sistemática –muchos de ellos siguen libres a pesar de la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final-, sino también nuestra participación activa en tanto comunidad de todo acto en el que se recuerde este episodio, nuestro apoyo incondicional al ejercicio de la memoria y la importancia del respaldo a los jóvenes por parte de las instituciones centrales. No nos olvidemos tampoco de aquellos nietos que todavía no fueron encontrados, de que somos nosotros quienes tenemos que continuar la búsqueda allí donde sus abuelos desfallecen. Hagamos nuestra la causa de su recuperación.
El último 24 de marzo nos hicimos presentes junto con el Grupo Otra Mirada en la Plaza de Mayo con una bandera que recordaba a los 30000 desaparecidos y dentro de ellos, los más de 2000 compañeros judíos que todavía hoy exigen justicia. Sería un honor que nosotros, los jóvenes de hoy, seamos quienes levanten las banderas detrás de las cuales se pueda encolumnar, en el recuerdo de los jóvenes de ayer, toda la comunidad a la que ellos supieron pertenecer.
Queremos concluír este breve discurso agradeciendo la invitación por parte de los organizadores y remarcando el enorme orgullo que significa para nosotros poder expresarnos en este acto. No sólo por la relevancia de la inauguración artística, sino por la reivindicación de la memoria y calidad humana de los compañeros a los que hemos venido a recordar.
Su recuerdo nos inspira a seguir luchando, ahora, y siempre.
Muchas Gracias
Fuente: La Voz Joven
El pueblo judío tiene una lamentable particularidad que siempre nos ha diferenciado: la idea de la congregación trágica, de una reunión en torno a un recuerdo traumático que nos aúna en tanto comunidad. La Shoá como experiencia universal, el atentado a la embajada de Israel y la AMIA como caso particular de nuestra experiencia argentina.
Este caso no es la excepción: hoy nos reunimos para recordar una de las noches más oscuras del pueblo argentino y en ella, a los hermanos judíos que fueron secuestrados y luego asesinados durante la última dictadura militar.
Resulta paradigmático que su presencia -expresada espiritualmente en nuestros corazones y recuerdos-, se tenga que materializar en un monumento, un hecho físico, palpable, observable. El hecho artístico como símbolo de la ausencia.
Y es que ellos son “desaparecidos”, el nefasto legado de una represión ilegal que no sólo quitó vidas, sino que también quitó identidades, secuestró hijos, aplastó sueños y hasta robó la muerte, la paz eterna.
Lo que recordamos hoy no es otra cosa que a los desaparecidos del cementerio de La Tablada, la parcela muda, el Kádish de duelo nunca expresado. Es el relato de una familia quebrada por el totalitarismo, del padre que todavía aguarda una despedida, y en el peor de los casos, del abuelo que sueña cada día con el reencuentro con un nieto apartado de sus raíces y su identidad.
Conocemos por el relato de los sobrevivientes que su experiencia fue particularmente tortuosa, si es posible hacer esa diferenciación. El calvario máximo de un detenido se veía acrecentado cada vez que el captor daba cuenta del carácter judío de la victima. A quienes recordamos en esta jornada les tocó vivir en carne propia el antisemitismo latente de las fuerzas armadas golpistas, la saña exacerbada de un ser sin ataduras morales, del odio desenfrenado. La experiencia de la Shoá, en campos de detención ilegal sobre la avenida del Libertador.
Que su historia nos obligue una reflexión no solo de la persecución histórica que ha sufrido nuestro pueblo, sino también del componente emancipatorio y libertario que los llevó a estar en las antípodas del régimen, de los ideales que los inspiraron.
Ellos, la gran generación ausente de la comunidad judeo-argentina, fueron también la expresión de un ciudadano involucrado con el permanente bienestar del pueblo en su conjunto, una idea de libertad plural y sin distinciones religiosas, de clase u origen social.
Hoy sentimos un paradójico regocijo cuando se rescata su memoria, y pedimos que su historia nos recuerde la importancia de la lucha por los derechos humanos y el cumplimiento de las garantías constitucionales para todos los ciudadanos del mundo.
Que este monumento sea el símbolo de nuestra férrea oposición a todo régimen totalitario, a la represión estatal, a la violencia física en contra de cualquier minoría. Y que sea también una condena permanente al negacionismo de matanzas indiscriminadas, al encubrimiento y la indiferencia ante el sufrimiento humano, aquí y en cualquier lugar del planeta.
Resulta imprescindible nuestro compromiso no sólo con el juicio y el castigo a quienes perpetraron esta persecución sistemática –muchos de ellos siguen libres a pesar de la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final-, sino también nuestra participación activa en tanto comunidad de todo acto en el que se recuerde este episodio, nuestro apoyo incondicional al ejercicio de la memoria y la importancia del respaldo a los jóvenes por parte de las instituciones centrales. No nos olvidemos tampoco de aquellos nietos que todavía no fueron encontrados, de que somos nosotros quienes tenemos que continuar la búsqueda allí donde sus abuelos desfallecen. Hagamos nuestra la causa de su recuperación.
El último 24 de marzo nos hicimos presentes junto con el Grupo Otra Mirada en la Plaza de Mayo con una bandera que recordaba a los 30000 desaparecidos y dentro de ellos, los más de 2000 compañeros judíos que todavía hoy exigen justicia. Sería un honor que nosotros, los jóvenes de hoy, seamos quienes levanten las banderas detrás de las cuales se pueda encolumnar, en el recuerdo de los jóvenes de ayer, toda la comunidad a la que ellos supieron pertenecer.
Queremos concluír este breve discurso agradeciendo la invitación por parte de los organizadores y remarcando el enorme orgullo que significa para nosotros poder expresarnos en este acto. No sólo por la relevancia de la inauguración artística, sino por la reivindicación de la memoria y calidad humana de los compañeros a los que hemos venido a recordar.
Su recuerdo nos inspira a seguir luchando, ahora, y siempre.
Muchas Gracias
Fuente: La Voz Joven
viernes, 30 de noviembre de 2007
Homenaje a los desaparecidos judíos
Este domingo 2 de diciembre, a las 10hs en el Cementerio de Tablada (parte nueva) se realizará un acto de homenaje en recuerdo de las víctimas judías durante la dictadura militar de 1976 a 1983. Allí será inaugurado un momumento realizado por el artista plástico Ernesto Pesce, erigiendo en el Cementerio un nuevo espacio para la memoria. Saldrán micros desde Pasteur 633 hacia el Cementerio de Tablada a las 9hs.
Fuente: La Voz Joven
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Misión
Somos un grupo de jóvenes universitarios cuyo propósito es luchar contra el Antisemitismo y generar conciencia en la ciudadanía acerca del Conflicto de Medio Oriente y sus consecuencias en la Argentina y el mundo, a través de un trabajo comunicacional.
Visión
Convertirnos en un grupo formador de opinión, fuente de consulta y que contribuya a producir un cambio palpable en la sociedad en la que vivimos.
Vías de Acción
-El esclarecimiento de noticias tendenciosas
-La difusión de información
-La creación de un marco de reflexión
-La generación de acciones que concienticen sobre esta problemática.
Valores
•Pluralismo
•Humanismo
•Pacifismo
•Equidad
•Justicia
•Memoria
•Independencia
•Autogestión
Nuestras Reivindicaciones
•Derecho a la existencia del Estado de Israel;
•Autodeterminación de los pueblos judío y palestino;
•Dos Estados para dos pueblos;
•Convivencia pacífica;
•Plena seguridad;
•Fronteras definitivas y consensuadas.
Nuestros Destinatarios
Tenemos diferentes destinatarios:
1. Universitarios e Intelectuales,
2. Medios masivos de comunicación,
3. Organizaciones civiles,
4. Todo judío que siente que su visión no está siendo expresada.
Segmentos Apuntados
· Al público Neutral=> Para informarlos (“Si uno está informado tiene capacidad de decidir”)
· Al público que está en contra de nuestros ideales => Para ofrecerle Otra Mirada sobre el tema en cuestión, ya que muchas veces están se oponen por desinformación
· Al público que está a favor => Para que sepan que hay un grupo dispuesto a responder por los mismos ideales.
Singularidad
Nuestra organización está formada por integrantes auto-convocados de manera independiente y autogestiva. Esta es heterogénea en su composición ideológica, y democrática en sus decisiones. Está abierta a las críticas constructivas de gente que no forma parte de la misma y cumple con las acciones comunicativas que se propone realizar. Buscamos transmitir mensajes e ideas en forma pacífica. Nos apartamos plenamente de campañas hostiles que busquen fomentar odio y violencia. Queremos hacer reflexionar y razonar al destinatario, no manipularlo.
Diferencia con otras organizaciones
Autogestión, toma de decisiones consensuadas y democráticas, y dedicación al proyecto de forma desinteresada. Somos un grupo con visiones y perspectivas distintas sobre el Conflicto, ofreciendo una visión latinoamericana del mismo.
Nos expresamos en forma pacífica, sin buscar agredir ni provocar a nadie. Ante todo, defendemos los valores humanistas, pluralistas, igualitarios y pacifistas en los que hemos sido educados y a los cuales apuntamos. Creemos que la base de nuestras acciones está en la tolerancia, la libertad de expresión y el respeto mutuo, alejándonos de todo intento de agresión, provocación y violencia que procure obstaculizar nuestro camino.
Fuentes de Financiamiento
Somos una organización independiente y buscamos nuestras propias fuentes de financiación que no nos condicionen.
Inicialmente recurrimos a amigos, parientes o conocidos, a través de la venta de bonos contribución.
Más adelante contactamos a otras organizaciones e instituciones con el fin de obtener apoyo financiero de sus miembros. Esto nos permite dar un salto cuantitativo en la recaudación de manera de no perder el grado de libertad logrados y potenciar nuestro alcance.